AUGUSTO TAMAYO: «EL CINE ES UNA FORMA PODEROSA DE ARTE EN CUALQUIERA DE SUS MANIFESTACIONES»

El destacado cineasta peruano, Augusto Tamayo, hijo del reconocido poeta e historiador peruano, Augusto Tamayo Vargas, reflexiona acerca de la situación actual del cine nacional y nos cuenta sobre la influencia que ha recibido de su padre a lo largo de su carrera.

Augusto Tamayo San Román, nació en Lima, el 5 de mayo de 1953, además de ser director es escritor, guionista y productor cinematográfico, televisivo y videográfico
  • ¿En qué momento elegiste ser director de cine?

Yo fui muy aficionado al cine desde niño, como gran parte de la humanidad, pero en 1972, a los dos años de ingresar a la universidad, llevé un curso de cine en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería y el profesor, un cineasta cusqueño llamado Manuel Chambi, me descubrió un universo de expresión complejo, poderoso, fascinante, y como ese mismo año se había promulgado en el Perú una ley que promocionaba por primera vez el cine y que hacía posible su realización, al año siguiente, ya se había formado en mi la idea de hacer cine y, el subsiguiente, el año de 1974, con otros dos amigos, hice mi primer corto. Hay que recordar que entonces no había facultades de comunicación, ni sitio alguno donde estudiar cine.

  • ¿Qué tanto influenció tu padre en tu carrera?

Mi padre influyó en todos los aspectos de mi vida. Para mí fue un padre excepcional. Eso lo supe siempre, y se me hace cada vez más evidente conforme envejezco. Motivó y estimuló todas mis aficiones, contribuyó a educar y formar de una manera muy inteligente mi carácter, y modeló, con su ejemplo, la mayoría de mis decisiones. Me acompañó con total comprensión en todos los cambios de vocación por los que pasé en la adolescencia y juventud, y cuando le dije que dudaba en dedicarme al cine, por lo incierto que resultaba como un modo de vida, me dijo que una verdadera vocación encuentra una manera de sobreponerse a las dificultades. Le hice caso siempre y no me arrepiento de haberlo hecho nunca.

  • Sabemos que eres un amante de la arquitectura y que enseñas cursos de arte, y que es una de las cosas que más te apasiona, ¿Qué tan importante ha sido esto para las películas que has dirigido?

Totalmente importante. El arte es una actividad fundamental de la civilización humana. Sin arte no habría civilización. Saber y apreciar de arte permite comprender la mente, la sensibilidad, la creatividad y el ingenio humano. Absurdamente, en mentes pobres, se le considera un adorno, un lujo, una actividad de menor importancia que otras, supuestamente más trascendentales actividades humanas. Eso es ignorar el proceso formativo y la historia de la civilización. Saber de arte y apreciarlo es fundamental para el desarrollo del cine, y de la capacidad de hacerlo, siendo el cine una forma poderosa de arte, en cualquiera de sus manifestaciones.

La arquitectura es igualmente fundamental. Modela el entorno en que vivimos, organizando de manera racional y emotiva el espacio, las formas y las funciones dentro de las cuales se desarrolla una sociedad. El cine también organiza y construye universos y espacios dentro de los cuales se desarrolla la historia de unos seres humanos particulares. La arquitectura, como el arte, modela la mente y la ayuda a construirse.

  • ¿Podrías ilustrarnos un poco sobre la metamorfosis que ha sufrido Lima en su arquitectura con los años? 

Desde su fundación Lima ha seguido el desarrollo de la arquitectura del mundo occidental, en relativa fusión con la dimensión prehispánica que forma parte de nuestra construcción cultural, en un mestizaje que nos constituye como país. Hoy somos, en todos los aspectos, esa mezcla que se ha desarrollado desde entonces, por 400 años. Como colectividad, que no ha sido hegemónica, ni económica, ni cultural, sino en algunos momentos del virreinato inicial, hemos seguido en la arquitectura, los modelos de otros desarrollos, pero en menor dimensión. Continuamos los estilos sucesivos en el mundo occidental, a los que hemos agregado detalles de nuestra particular cultura mestiza, creando a veces muy bonita arquitectura. Debido a problemas de organización y de recursos, Lima se ha deteriorado mucho lamentablemente. Hoy es una combinación un tanto confusa y desordenada, sin un planeamiento racional urbano o arquitectónico.

  • ¿Cuáles crees que son las diferencias en el cine peruano de los 80 y hoy?

Si uno ve películas de esa década y las contemporáneas, sin fijarse en los aspectos tecnológicos, uno encuentra una notoria continuidad. Como el de entonces, se sigue privilegiando el cine del realismo, del retrato de formas y costumbres urbanas, de la pintura de nuestras idiosincrasias, mayormente. El humor, aunque ahora más abundante, es el mismo. Hay hoy unos cuantos ejemplos de cine de terror, muy pocos de cine de aventura, que también los hubo en los 80, pero sigue sin haber otras formas de cine, como la fantasía, la irrealidad, el cine reflexivo o poético, o experimentaciones de vanguardia. Lo que se suele llamar el lenguaje audiovisual es muy similar entre el cine de entonces y el de hoy. Como hay más producción hay más éxitos comerciales, pero igual los hubo en los 80, aunque en proporción a la menor cantidad de producción. Es un error absoluto la idea extendida hoy de que solo ahora el cine se comunica con su público. El de los 70 y 80 lo hizo también intensamente

LEA TAMBIÉN: EL MISTERIO DE PIETRO

  • ¿Cuál fue tu transición entre el gusto por el arte y la arquitectura hacia la dirección de cine?

 Fue una transición muy suave y sin tropiezos. Son actividades que utilizan las mismas dimensiones de la sensibilidad, la cultura y la creatividad, aunque con diversos materiales. En el fondo, descubrí muy temprano que la reacción intelectual, sensorial y emocional ante las tres experiencias es muy similar. Demandan de verdadera vocación, acumulación de conocimientos, capacidad de trabajo, disciplina y autoexigencia.

Augusto Tamayo ha dirigido más de 17 películas, 8 cortormetrajes y 6 telenovelas. Además de recibir muchas distinciones a lo largo de su carrera.
  • Parece que desde el 2000 el cine peruano está viviendo una nueva etapa, la producción nacional es básicamente de género: comedias, terror, etc.  ¿Qué piensas de hacer cine de género en nuestro país?

Me parece perfectamente válido. Yo estudié en una escuela de cine inglesa que me enseñó a respetar todas las formas de hacer cine, comercial, de género, de arte, personal, de experimentación, si se hace con rigor y deseo de realizarlo con el mayor esfuerzo posible. Cuando se hace sin esfuerzo y sin autoexigencia, se nota en cualquiera de sus variantes.

  • Se hace mucho más cine en provincias. Sabemos que ese cine es más precario y con muchos menos recursos, pero que además la gente no la ve en nuestra capital, ni siquiera saben que existe. ¿Qué  crees que se debería hacer para cambiar eso?

Se debería hacer todo el esfuerzo posible para que esa situación cambie. Habría que desarrollar políticas de difusión y promoción. El problema de fondo es que existe un determinado gusto en una mayoría de asistentes al cine que resulta muy difícil de cambiar. El 98% del público del mundo va al cine a tener una experiencia de gratificación con universos e historias que se acerquen a su gusto, a sus experiencias, a sus expectativas y a su visión del mundo. Ese gusto está, como en tantas otras cosas, muy enraizado en las personas y resulta muy difícil modificarlo. Es un contendido cultural, y la cultura no se modifica tan fácilmente en las personas. Menos ante los poderosísimos instrumentos de comunicación global del mundo contemporáneo.

  • Hay gente que piensa que el cine peruano en los últimos años ha tendido a hacer comedias, indiscutiblemente a raíz de “Asu Mare”, surgió una nueva oportunidad para algunos cineastas. ¿Te parece válido que otros cineastas peruanos recurran a esta misma fórmula?

Como dije antes, fui educado en respetar todas las manifestaciones de cine y, por otro lado, soy también respetuoso de las decisiones, opciones, objetivos y opiniones de cada quien. No soy nadie para dictar qué debe hacer cada quien, qué camino seguir o qué tipo de cine quiera hacer.

  • ¿Qué género es el que te apasiona más dirigir?

El histórico. Por la pasión intensa que me despierta esa rama el conocimiento humano y por la absoluta certeza que tengo de la suprema importancia que tiene el conocimiento histórico en la constitución y funcionamiento de las sociedades. El cine me parece un extraordinario instrumento para difundirla y reflexionar sobre ella. Así ha sido utilizado el género histórico en todos los desarrollos cinematográficos importantes del mundo. No hay mucho cine histórico en el Perú.

  • Como director, ¿Cómo es tu relación, en una película, con los actores?

De absoluto respeto y admiración. El actuar me parece una actividad muy extraña e intensa, en el mejor sentido de ambos términos. Todavía me intriga, después de 45 años de trabajar con actores, cómo ejecutan realmente su trabajo. He tratado de estudiar todo lo posible para comprenderla, pero hay algo interior y misterioso en los actores cuando realizan la actuación que todavía no descifro. Admiro en particular a aquellos que toman su profesión con pasión, entrega, concentración y disciplina. Me admiran todos, pero aquellos que no ceden en su propia exigencia, son para mí particularmente admirables. Trato de establecer la mejor relación con ellos y llegar a indagar lo más posible con aquellos actores que están interesados de hacer lo mismo.  Mis tutores de dirección de actuación me enseñaron a no sobreabundar excesivamente en indicaciones, e intentar darles solo aquellas que resulten claras, útiles, usables, que refuercen su confianza y los oriente en la construcción que mutuamente, como director y actor, hemos acordado para el personaje.

  • ¿Qué es lo más importante que debe tener un actor cuando lo convocas para una película tuya?

En mis clases de casting me dijeron que en una sesión de selección, el director debía ser el que menos habla, y motivar que el actor se revele como es, exhibiendo en lo posible sus características y rasgos como ser humano y como actor, mostrar de manera natural las fortalezas que tiene como ejecutante de la actuación. Me dijeron que observara el físico, el temperamento, el carácter dominante, la energía, el carisma que proyecta, la fortaleza de la vocación, el grado de experiencia, la inteligencia actoral, la capacidad de asimilar indicaciones, la disciplina y el sentido de responsabilidad que parece poseer. Sigo creyendo con absoluta convicción en lo que me enseñaron.

  • ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Sin hacer ningún tipo de alarde, debo decir que me he llenado a lo largo de mi vida de proyectos, más de los realizables en una sola vida. Es lo que hago todos los días, una buen parte de tiempo. Pensar, concebir, diseñar proyectos y ver la manera de poder llevarlos a cabo. Es lo que me motiva y lo que me entretiene. Aspiro a eso y a una vida personal serena, íntima, plena de sentido, realización y sentimiento intenso, tal como me enseñó, con el ejemplo, mi padre.

ANDREA LUNA

LEA TAMBIÉN Teatro Virtual: Pietro Sibille regresa con magistral interpretación en “El Hombre del Subsuelo”

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar